Nos llevan al desastre social.
No debe haber dudas, las políticas de recortes y austeridad nos llevan al desastre social. Cada día que pasa es más y más evidente, se ven las repercusiones de estas políticas en nuestra vida cotidiana, ya ni siquiera necesitamos mirar estadísticas o cuadros económicos, el desastre está hay, en nuestro vecino, en nuestro amigo, en nuestra familia y cada vez con más facilidad, en nuestra casa.
Además tenemos dos ejemplos muy claros;
- Grecia: Vemos el resultado de sus políticas, lo que pasa allí es casi calcado a lo que va a pasar aquí si seguimos obedeciendo, ya no es una opinión, es algo real, vemos sus resultados en un país cercano.
- Islandia: Ejemplo real y muy claro de que hay alternativas y de que, además, son mucho mejores que las que aplican en el resto de Europa. No tenemos por que seguir el camino de Islandia, pero es evidente que las soluciones se asemejarán más a las que ha tomado Islandia que a las de Grecia.
Ni siquiera los que aplican estas políticas pueden ya dar una explicación medianamente razonada, se limitan a decir que no hay otra alternativa, que vienen impuestas de instancias superiores. Pero como no va a haber alternativas, siempre hay alternativas, pero como no quieren contemplarlas pues se limitan a ignorarlas o directamente a intentar silenciarlas. Su única esperanza es que nos demos por vencidos, que asumamos su estafa como un mal menor, que pensemos que no podemos hacer nada, y así, de esa manera, ni lo intentemos.
Los políticos han desistido, la corrupción esta a la orden del día, nos gobiernan unos delincuentes sin escrúpulos. Unos mercenarios de las clases poderosas y ricas, que obedecen sin rechistar para conseguir después prebendas y más prebendas. Esta es la gran ESTAFA, la democracia no es real, el pueblo ya no tiene el poder. Pero podemos recuperarlo y debemos hacerlo lo antes posible.
Tenemos que implicarnos, interesarnos por las alternativas y pelear para que se hagan realidad, se apliquen, desde el sofá no podemos cambiar nada. Como individuos tenemos muy pocas oportunidades, pero unidos, formando una masa, un colectivo, como clase trabajadora, somos imparables. Necesitamos aliarnos, formar una masa amplia y reivindicativa, proponer las alternativas y sumar a cuantas más personas podamos. Eso nos hará fuertes, nos hará invencibles.
El sistema está podrido, ha fracasado, los cambios necesarios para construir una sociedad mejor, solidaria y con valores humanos ya no son meros matices o retoques. Hay que cambiarlo radicalmente, desde lo más básico, y esto necesita de la participación y entrega de muchas personas. Los que están en la cúspide van a defender su hegemonía con uñas y dientes, son muy poderosos y nos lo van a poner todo lo difícil que puedan, pero no debemos tener miedo, el miedo nos paraliza, nos hace sumisos, debemos ser valientes.
Tampoco va a ser algo rápido, tenemos que ser pacientes y constantes. Saber cual es el rumbo y caminar despacio y sin descanso. No me cabe duda que venceremos, pero cuanto más tardemos en iniciar los cambios importantes, más dolor soportaran las personas más desfavorecidas. Nos urge iniciar el cambio.
Ya muchos hemos iniciado este proceso, pero aun no hemos conseguido alinear todas estas corrientes para trabajar juntos, pelear codo con codo. Este es un paso fundamental, en pequeños grupos nos vapulean, solo conseguiremos cambios pequeños y superficiales y nuestro objetivo es mucho más ambicioso. No podemos contentarnos con migajas, hay que apuntar muy alto.
Son tiempos difíciles, pero también apasionantes. Se aproximan cambios profundos en la sociedad, y podemos y debemos ser protagonistas de ellos.
SI SE PUEDE, pongámonos a ello, no hay tiempo que perder.